Interior de una de las clínicas afectadas por la riada del 29 de octubre
Poco a poco el sector clínico veterinario de Valencia va dando pasos para retornar a la normalidad. casi tres meses después, de los veintisiete centros que han solicitado formalmente las ayudas al Colegio de Valencia y resultaron más devastados por la riada, hoy ya han logrado retomar su actividad ‘básica’ diecinueve y otros cuatro tienen previsto hacerlo en las próximas semanas o meses. A tal fin han contribuido los 434.154 euros --con una importante aportación con recursos propios y otras muy notables de la Organización Colegial Veterinaria (OCV) y de Seguros AMA, además de las realizadas por colegios veterinarios, consejos autonómicos y por AVEPA (Asociación Española de Veterinarios de Pequeños Animales)--, que la entidad colegial ha logrado ya tramitar e ingresar a los 131 colegiados damnificados.
Tras el desastre del 29 de octubre, el Colegio contactó telefónicamente con los más de cien centros ubicados en la ‘zona cero’ de la DANA para conocer el alcance de los daños y la mayoría tuvo que cerrar, en el mejor de los casos, durante horas o días. Conscientes de la debacle provocada, ya desde primeros de noviembre, la entidad colegial abrió una cuenta para recaudar un ‘Fondo de Solidaridad’ con el que aliviar la situación creada y convocó al resto del sector -no afectado- para que también pudieran ayudar desde sus centros (a atender animales y o a ceder espacio para que los compañeros afectados pudieran seguir trabajando). La ola de solidaridad de particulares y entidades vinculadas al sector llegó de todo el país.
Los más de 400 veterinarios voluntarios locales movilizados, además del rescate y atención sanitaria a perros o gatos en los puestos de atención creados en los municipios donde el servicio había desaparecido, también contribuyeron con su trabajo a acortar los plazos para que los centros reabrieran antes.
Las ayudas se han repartido considerando los daños acreditados por los colegiados en sus centros veterinarios, en sus viviendas o vehículos. También se ha valorado si la DANA provocó una situación de ERTE en el colegiado o la pérdida del botiquín veterinario. Los daños se han estimado como graves, moderados o leves para centros veterinarios y viviendas; como graves o leves en el caso de vehículos y como una única categoría, si ha habido pérdidas en el botiquín o se ha estado en ERTE.
60 por ciento para reconstrucción de clínicas
Los importes recibidos por los colegiados por concepto, han variado desde 200 euros, para los que solo sufrieron pérdidas en su botiquín a los 11.133 euros, para los que sufrieron una mayor destrucción en sus centros. Prácticamente el 60% del importe recaudado se ha destinado a la reconstrucción y reparación de las clínicas o consultorios y casi un 30% a mitigar los daños en las viviendas. El restante, a los conceptos de vehículos, botiquines y ERTE’s.
Estos recursos, de origen privado, son compatibles con las ayudas habilitadas por las diferentes administraciones. La presidenta del Colegio de Valencia, Inmaculada Ibor, ha aclarado que todas las aportaciones contribuirán a “la recuperación de nuestros colegiados. Este desastre ha supuesto toda una pesadilla para nuestro sector pero, con la perspectiva que ya nos da el tiempo transcurrido, no puedo más que sentirme orgullosa de la reacción solidaria de la sociedad española y valenciana, pero también de los colegios de veterinarios así como de los propios colegiados valencianos que, con el trabajo de tantos voluntarios, han facilitado que la recuperación llegue lo antes posible”.
Y la situación generada, con arreglo a los expedientes tramitados, era ciertamente “dantesca”, describe Ibor. Concretamente, fueron 37 centros los afectados que, efectivamente, solicitaron esta ayuda: quince sufrieron daños justificados como ‘graves’, con una inundación parcial o total del local, daños en estructuras, sistemas eléctricos y/o en equipos, centros que vieron cuestionada su supervivencia, requiriendo de una reconstrucción parcial o total; otros nueve declararon haber sufrido pérdidas ‘moderadas’, con daños por el agua parciales en aparatos o en áreas limitadas del establecimiento; en mobiliario -sillas, mostradores…- pero no en equipos principales-, deterioro de sistemas eléctricos o de climatización pero en los que no se puso en riesgo la seguridad y que, por tanto, pudieron retomar su actividad en unas semanas, tras subsanar tales circunstancias.
Daños en viviendas y vehículos
Otros trece sufrieron daños leves, limitados a filtraciones, otros menores en paredes, techos o piso, sin comprometer su funcionamiento y que, por no afectar a la operativa diaria, no requirieron de un cierre más que temporal y tres establecimientos circunscribieron sus pérdidas al deterioro o destrucción del botiquín veterinario. Daños a añadir a las viviendas de los colegiados -48 afectadas (23 graves, 5 moderadas y 20 leves)- y/o en sus vehículos -71 (65 graves, 7 moderados)- y empleos (18 despedidos o afectados por ERTE).
Entre los 17 centros que sí han reabierto, los hay que lo hicieron en noviembre o diciembre, si bien muchos han retomado la actividad solo a nivel básico, sin posibilidad aún de abordar cirugías o hacer algunas pruebas. Para mejorar el servicio, además de estas ayudas, el Colegio de Veterinarios de Valencia ha contactado con comerciales y fabricantes de equipos veterinarios para lograr precios más económicos y poder ofrecérselos a quienes estuviesen interesados en reponer los inutilizados.
Y, de nuevo la solidaridad del conjunto del colectivo -de algunas industrias pero sobre todo, del propio sector clínico valenciano- ha permitido a la entidad recoger hasta 66 donaciones de equipamiento clínico: impresoras, lámparas o pantallas usadas pero operativas a ecógrafos, material de quirófano, una mesa de exploración, jaulas de hospitalización...