El presidente del Colegio de Veterinarios de Segovia, José Miguel Gil Sanz, ha recordado la importancia de la ganadería extensiva y, en particular, de la trashumancia, como sistema tradicional de producción pecuaria que tuvo notable peso en esta provincia, “surcada por tres de las principales cañadas de La Mesta, como son la Soriana occidental, la Segoviana, y la Leonesa oriental. Además, contribuyó de manera muy positiva a mantener ecosistemas de pasto y arbolado en zonas de la sierra de Guadarrama, enriqueciendo la biodiversidad”.
El valor de la ganadería extensiva itinerante para la conservación de la biodiversidad, al aprovechar los recursos naturales, fertilizar los suelos con su estiércol y prevenir incendios forestales gracias al desbroce queda fuera de toda duda. “Esos beneficios se constatan con el movimiento de los animales a través de las vías pecuarias, porque favorecen la conectividad ecológica entre comarcas distantes y la dispersión de semillas e insectos”, apunta Gil Sanz, que subraya la mejora de los suelos gracias a esas acciones que incrementan los nutrientes.
En este sentido, el presidente colegial se ha referido a la conferencia sobre trashumancia que pronunció la veterinaria Carmen García Moreno, de la Agencia de Gestión agraria y pesquera de Andalucía (Agapa) y experta en la materia, en el reciente Congreso de Veterinarios de Castilla y León, en la que incidió en la importancia de esta práctica, declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
A juicio de la especialista, se trata de un sistema de producción ganadera que aprovecha eficientemente los recursos del territorio, con las especies y razas más adecuadas –autóctonas- , que compatibiliza la producción con la sostenibilidad. “Esta actividad es esencial para el territorio y para la sociedad, ya que no solo genera un valor añadido a los alimentos producidos, sino también configura el paisaje y regula los ciclos del agua”, indicó García Moreno.
Apoyo a los ganaderos
Gil Sanz considera fundamental apoyar a los escasos ganaderos que siguen realizando trashumancia en diferentes provincias de España, tanto con ovino como con bovino, o en recorridos más cortos, denominados trastermitancia, “ya sea conservando y señalizando adecuadamente la red de vías pecuarias, algo a menudo inexistente; asegurando los abrevaderos, y creando una figura de calidad para los productos del los citados animales, como carne e incluso lana”.
“A la propia dificultad que entraña el manejo de los rebaños por el campo, cruzar carreteras y atravesar núcleos urbanos, se añade la falta de relevo generacional, pues es un tipo de pastoreo muy duro y sacrificado, durante jornadas, que necesita además acompañamiento logístico y no atrae a los más jóvenes”, expone el presidente colegial.
Además, desde el Colegio de apunta la importancia histórica que tuvo la lana en la provincia, con 750.000 ovejas esquiladas en 1750 y el proceso posterior de lavado, cardado e hilado de los vellones, hasta configurar un motor económico. También se hace una referencia al modo de vida pastoril recogido en el Museo de las Hundas y de la Trashumancia de la localidad de Arcones, con escenas y utensilios empleados por el hombre y la mujer en sus labores diarias.