La veterinaria Rebeca Grande, con un ejemplar de lince
El lince ibérico ha encontrado en los Montes de Toledo un hábitat ideal para reproducirse, una realidad a la que ha contribuido de manera muy importante la labor veterinaria. Su ratio hembras/animales adultos del 40,21%, el más alto entre los principales núcleos poblacionales y nueve puntos superior a la media (31,25%), junto a una de las tasas de fecundidad más elevadas, permiten augurar que en breve puede convertirse en la zona con más animales de esta simbólica especie de la Península Ibérica.
Rebeca Grande, veterinaria colegiada en el Colegio de Veterinarios de Toledo y responsable del seguimiento sanitario de la especie en campo en Castilla-La Mancha, explica que “entre septiembre y diciembre, con la colaboración de otros veterinarios, se realiza en la zona una campaña de capturas de varios linces y, bajo anestesia, se recogen muestras que se analizan para verificar la salud de la población, se les vacuna contra la leucemia felina y se les instalan collares de seguimiento por radio o GPS”.
Durante el resto del año, la labor veterinaria también es intensa y, entre otras tareas, sobresale la evaluación de los avisos de emergencias que se reciben para decidir si es preciso intervenir en campo para asistir a un lince ibérico en problemas. Además, Grande destaca “la realización de necropsias a los animales muertos que se recogen para verificar la causa de su muerte. Esto es importante ya que permite detectar causas ilegales o enfermedades infecciosas presentes en el núcleo poblacional”.
Paralelamente, en zonas susceptibles de introducir la especie, también se realizan estudios de valoración de enfermedades presentes entre los carnívoros silvestres o domésticos de esas áreas, como los gatos, para saber cómo proceder en caso de que ejemplares de lince se instalen allí.
Desde el Colegio de Veterinarios se pone el foco en la participación de los veterinarios, junto a otros profesionales, en un trabajo que “ha permitido recuperar a una de las especies más emblemáticas de nuestro país. El hecho de que, además, Toledo sea uno de sus hábitats más destacados eleva la responsabilidad de la labor veterinaria en su control y protección y vuelve a poner de manifiesto la importancia del trabajo que desarrollan los veterinarios en la protección de la flora y la fauna de la provincia”.
Zona privilegiada para el lince
La situación del lince ibérico, que estuvo a punto de desaparecer hace pocos años, acaba de cambiar en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), al pasar de estar considerada “en peligro” a “vulnerable”.
Un éxito de recuperación que confirma los datos del informe publicado recientemente por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, donde se recoge que de los 62 adultos censados en la Península Ibérica en 2001 se ha pasado en 2023 a 2.021.
En ese mismo informe se indica que los Montes de Toledo albergan uno de los 14 núcleos poblacionales con presencia estable y reproducción constatada de lince ibérico. En total hay 336 linces (el 16,63% del total), de los cuales 76 (18,42% del total) son hembras reproductoras que en 2023 tuvieron 96 cachorros (13,30% del total). Son cifras que convierten ya a esta zona en uno de los paraísos actuales para esta especie. Únicamente el núcleo andaluz de Sierra Morena Oriental, con 545 linces (118 hembras), supera actualmente a la zona castellanomanchega.