La Ley 2/2023 de Protección, Bienestar y Tenencia de Animales de Compañía de la Comunidad Valenciana incluye como una de las novedades más relevantes r la obligatoriedad de la identificación mediante microchip de los perros -ya entonces vigente- a los gatos y hurones. La norma daba un plazo de seis meses, hasta mediados de septiembre de 2023, para cumplir con este nuevo requisito. Después de un año y según la base de datos del RIVIA (Registro Informático Valenciano de Identificación Animal), las identificaciones felinas se han disparado un 56% y las de hurones un 23% en la provincia de Valencia; un 50% y un 24%, respectivamente, a nivel autonómico.
Pese a haber vencido el plazo legal marcado, el Colegio de Veterinarios de Valencia considera que la evolución en cuanto al cumplimiento de la norma en este punto está siendo “positiva”, pero remarca que aún falta “mayor concienciación” de los beneficios de la identificación, tanto para los animales como para sus responsables.
Así lo advierte la presidenta Inmaculada Ibor, quien anuncia que la entidad ha promovido por ello una campaña divulgativa de sus bondades, con un decálogo que aporta las razones objetivas por las que conviene que a todas las mascotas se les implante el microchip: es un método rápido, seguro y barato; permite recuperar los animales al poco de verse extraviados o robados y luchar contra el maltrato y el abandono; contribuye al control de enfermedades; es condición necesaria para viajar con ellas al extranjero; permite acceder a determinados servicios y da facilidades para algunos trámites administrativos.
La Comunidad Valenciana fue, a través de la Ley 4/1994 ahora derogada por la nueva 2/2023, pionera en la consolidación del chip como mejor método de identificación y registro de los perros. La creación del propio RIVIA supuso un modelo de éxito imitado en buena parte del resto del país. “La obligación de implantar el microchip a todos los canes entró en vigor en 1996, aunque se tardaron algunos años en tener una base de datos bastante ajustada a la población real. Pero los tiempos han cambiado, vivimos en una sociedad mucho más comprometida con el bienestar animal y la identificación -más que un precepto legal- es una cuestión de tenencia responsable, de ahí que queramos fomentarla”, señala Ibor.
Aún no llega a la población real de gatos
Entre marzo de 2023 y el mismo mes de este año se han registrado 23.095 nuevos gatos en la provincia de Valencia en el RIVIA, 46.663 en el conjunto de la Comunidad, lo que arroja los citados incrementos del 56% y el 50%. Las cifras son destacables pero, según las estimaciones de los veterinarios que colaboran con este registro (que son casi todas las clínicas), aún están muy lejos de acercarse a la población real de felinos, ni la de los hogares valencianos ni la correspondiente a la de las colonias felinas, cuya responsabilidad recae según la Ley en los ayuntamientos.
En el caso de los hurones las cifras son menos relevantes: solo se han identificado 220 ejemplares domésticos en Valencia, 435 en toda la región, números bajos para el que se considera tercer animal de compañía preferido por los ciudadanos, a considerable distancia de perros y gatos. “Aún hay un gran desconocimiento de la Ley y muchos propietarios no son conscientes de las ventajas de identificar a sus gatos y hurones. Porque, aunque no salgan de sus casas, necesitan ser identificados. Los animales pueden escaparse o pueden ser robados y el microchip es fundamental para localizarlos”, señala a este respecto Ibor.
Por otra parte, los motivos de salud de los animales y de las personas que convivimos con ellos, no son menos importantes. “Hemos de aprender de pandemias como la COVID 19 y otras enfermedades emergentes. Tenerlos identificados y controlados podría ser clave para luchar contra la enfermedad”, insiste la presidenta. La campaña promovida ahora por el Colegio destaca los beneficios que reportan a los titulares de los animales de compañía cumplir con este precepto.
Rápido, seguro, indoloro y barato
Los posters y vídeos -adaptados a redes sociales- de la publicidad ‘Identifícala’ recogen un decálogo con las principales razones para implantar el microchip a estos animales. En primera instancia, se trata de un método rápido, seguro, indoloro y muy barato (considerando los beneficios que se obtienen). Si una mascota con este diminuto implante se pierde, es llevada a un refugio, al veterinario, o es atendida por un policía local, se puede escanear el chip para obtener la información de contacto del dueño y facilitar el rápido reencuentro, lo que resulta también efectivo en la lucha contra el posible robo (porque complica la venta del animal), permite dirimir las disputas sobre la custodia de un animal de compañía y más aún, es clave contra el abandono y el maltrato (pues contribuye a depurar responsabilidades entre quienes actúan así de irresponsablemente).
Para viajar al extranjero con el animal es un requisito indispensable, también es necesario para acceder a determinados servicios (residencias o servicios de cuidado de animales) y facilita o es condición sine qua non para trámites administrativos (obtención de licencias, el registro en ayuntamientos o la gestión de seguros para mascotas).
Además, es clave por la información sanitaria que ya se asocia a la identificación y más aún, la que se podrá contemplar. Hoy los microchips se ligan a la fecha de vacunación contra la rabia y esto permite que desde el RIVIA se avise a los titulares cuando se aproxima la fecha para administrar la dosis vacunal de ‘recuerdo’.
Pero es que, además, a través de estos implantes sería posible tener un acceso rápido al historial médico del animal, lo que puede ser crucial para su tratamiento en caso de urgencia. Este servicio podría generalizarse en breve. Por otra parte, la identificación de estos animales podría ser, en su caso, de gran utilidad para controlar brotes de enfermedades, especialmente en situaciones en las que los animales interactúan con otros o se encuentran en zonas de alto riesgo.