El Colegio de Veterinarios de Sevilla ha recibido la sentencia dictada del Juzgado de Primera Instancia número 8 de la capital hispalense, que absuelve a un veterinario colegiado en la provincia de los daños y perjuicios reclamados por parte de un particular en un équido de su propiedad, al que se le provocó una uveítis ulcerosa en un ojo.
Dicha sentencia ha resuelto la ausencia de responsabilidad del veterinario al que se dirigía, apreciando, por otro lado, la responsabilidad de los farmacéuticos codemandados quienes estarán obligados a indemnizar al propietario con el importe de 2.500 euros.
En el caso clínico enjuiciado, el veterinario colegiado prestó una atención de urgencia a un équido ante la aparición de molestias en el ojo afectado. Tras la exploración clínica, recetó un colirio informando al particular sobre la forma correcta de aplicación del medicamento (Colircusi Genta), quedando pendiente la realización del oportuno seguimiento para valorar la evolución del paciente.
Una vez personado el propietario en su farmacia con la receta veterinaria cumplimentada, se confundieron en la dispensación del medicamento veterinario por no encontrarse la misma denominación según la receta prescrita, por lo que se entregó al otro diferente, Colircusi Gentadexa. Este medicamento provocó, tras su aplicación, que el animal no solo no mostrara mejoría sino que tuviera una afección mayor.
Ausencia de comunicación
La presente sentencia, que absuelve de todos sus pedimentos al veterinario demandado, centra la responsabilidad a los farmacéuticos implicados ya no solo por la dispensación de un medicamento veterinario equivocado, sino por la ausencia de comunicación con el veterinario prescriptor a fin de asegurarse de que la dispensación fuera la correcta, o la resolución de cualquier otro tipo de duda surgida de la redacción de la receta o la posibilidad de sustituir el medicamento por otro, basado en la exploración e historial clínico del animal.
El Colegio destaca que el citado fallo judicial refuerza el respaldo que ofrece la entidad al profesional veterinario, como garantía del mejor ejercicio, “poniendo en valor y defendiendo el papel prescriptor de nuestro colectivo y la importancia de una adecuada colaboración, coordinación y respeto a las competencias propias de los distintos profesionales sanitarios en interés de los pacientes, que en un caso como el expuesto hubiera evitado el daño ocasionado”.