Ocho centros veterinarios de la Comunidad Valenciana –uno en Alicante, tres en Valencia y cuatro en Castellón- han sido habilitados de forma oficial para efectuar pruebas de detección de triquina en jabalís, tras una considerable inversión para adquirir los equipos por el método de digestíón conforme a la Norma ISO 18743, y gracias al convenio suscrito el pasado mes de diciembre entre el Consejo Valenciano de Colegios Veterinarios y la Consejería de Sanidad Universal para regular las condiciones de estos análisis y facilitar una mayor oferta de laboratorio.
Los centros cuentan con veterinarios formados para la toma de muestras y la realización de estas pruebas, y se han sometido con éxito a programas de control por parte del Centro de Calidad Avícola de la Comunidad Valenciana-CECAV, mediante una verificación inicial y a evaluaciones periódicas posteriores, cada 18 meses). Adermás, el Consejo mantiene abierto el proceso de certificación y es posible que en los próximos meses más centros puedan ofrecer también este servicio a los cazadores.
La triquinosis es una enfermedad parasitaria zoonósica (transmitida de animales a humanos) producida por nemátodos del género Trichinella. La infestación se da cuando se consume carne de cerdo (Sus scrofa domesticus) o de jabalí (Sus scrofa) con presencia de larvas de triquina. Puede provocar cuadros graves, complicaciones cardíacas, neurológicas o pulmonares (neumonitis, pleuritis), de ahí que las autoridades requieran que estas carnes sean sometidas a control y análisis para descartar la presencia del citado parásito.
En 2020 un nuevo reglamento comunitario estableció que la toma de muestras y las referidas pruebas tenían que ajustarse a un método y a unos requisitos fijados en la Norma ISO 18743. Para el porcino doméstico, estos análisis son realizados en los mataderos y el cambio no supuso mayor problema. El conflicto arrastrado en los últimos años se ha dado con las piezas de caza silvestre y de la matanza domiciliaria destinada al consumo privado para las que, básicamente, sólo existía una instalación oficial para realizar estas pruebas: el CECAV.
Método de digestión
Desde 2015 que la normativa comunitaria (Reglamento de Ejecución 2015/1375) obliga a realizar los análisis de triquinosis bajo el llamado método de digestión. El cambio normativo se consumó después de que en 2014 se confirmase en Cataluña un caso de una de las tres especies de triquina –la T. pseudospiralis- que no era capaz de detectar el ‘tradicional’ triquinoscopio, lo que obligó a cambiar la regulación referida a tales análisis y a realizarlos por el citado método, que requiere de unos equipos más caros y de especiales conocimientos, amén de –según la regulación autonómica- una certificación del CECAV.
En los últimos años se han registrado varios casos graves de esta enfermedad, como el de mayo de 2019 en Ciudad Real tras sacrificar de forma casera y sin control veterinario a un cerdo, o el acontecido hace menos de dos meses en León cuando 16 personas se intoxicaron por un chorizo elaborado de forma casera de carne de jabalí. Más recientemente, el Reglamento de Ejecución 2020/1478 modificó, además, el sistema de muestreo y de tratamiento de las canales.
“Desde un primer momento, hemos buscado soluciones de la mano de la Administración para tratar de dar más facilidades pero garantizando siempre la seguridad alimentaria”, asegura la presidenta del Consejo Valenciano, Inmaculada Ibor. Efectivamente, ya en 2019 y con la intención de cumplir con la regulación autonómica relativa a la venta de proximidad (Decreto 201/2017), el organismo suscribió un convenio con la propia Federación de Caza Valenciana para que los cazadores pudieran cumplir con lo prescrito y realizar, entre otras cuestiones, los controles in situ de las piezas cobradas. Los Colegios, además, han contribuido a formar estos años a los veterinarios específicamente para ajustarse a los procedimientos normativos.