La Organización Colegial Veterinaria (OCV) llama a la concienciación de la sociedad para evitar el abandono de animales de compañía, sobre todo perros y gatos, y reclama a las administraciones medidas efectivas para atajar esta lacra, como el control del cumplimiento de la identificación obligatoria, su implantación en todo tipo de animales de compañía y la creación de suficientes plazas de veterinarios municipales.
Durante el año 2022, según datos de la Fundación Affinity, más de 288.000 perros y gatos (170.105 y 11.352 respectivamente) fueron recogidos por centros municipales, protectoras y refugios, lo que supone casi el 3 por ciento del total de animales de compañía que viven en los hogares españoles: más de 9 millones de perros y unos 5,8 millones de gatos, aunque posiblemente estas cifras sean más altas por el número de animales no identificados.
Las llegadas a los centros de protección de perros y gatos aumentaron muy ligeramente respecto al año anterior (285.000 en 2021), y por fortuna se encuentran por debajo del número de animales que se recogían antes de la pandemia.
En la triste realidad del abandono animal en España se comprueba que la inmensa mayoría de los ejemplares que llegan a los centros de acogida –tres de cada cuatro perros y más del 90 ciento de los gatos- carecen de microchip identificativo, por lo que resulta casi imposible localizar a sus propietarios para que pueda aplicarse la sanción pertinente.
70 por ciento de perros identificados
Según expone la OCV, el número estimado de perros identificados con microchip en España ronda el 70% del total, aunque con mucha variación territorial. Parece claro, dada la proporción de perros -identificados o no- que llegan a los centros de protección, que los ejemplares identificados se pierden mucho menos y se recogen en estos centros en un número muy inferior al de los no identificados.
De hecho, muchos de los animales identificados que se extravían son asistidos por particulares que acuden a las clínicas y consultorios veterinarios más cercanos donde, tras la lectura de su microchip, se logra localizar al propietario y entregarle de forma directa, rápida y efectiva a su animal perdido, ahorrando con ello costosas gestiones a las administraciones.
En el caso de los gatos, las cifras de animales identificados son muy inferiores, entre otras causas por la no obligatoriedad de la identificación felina en algunas comunidades y la falta de utilidad del microchip que perciben los propietarios de gatos que no salen de los domicilios (los denominados gatos “indoor” o de interior).
Gatos curiosos
La OCV aclara que esta percepción es claramente errónea, ya que cualquier animal puede perderse, puesto que los gatos son curiosos y pueden aprovechar cualquier descuido de su propietario para salir a la calle. Si se extravían sin identificación, son muy difíciles de recuperar.
La identificación es además una herramienta muy útil para las administraciones, que pueden basar sus políticas de bienestar y protección animal en datos de censo lo más cercanos posibles a la realidad, así como para el seguimiento y castigo de los casos de maltrato animal.
Por ello, la identificación en situaciones de maltrato es una salvaguarda imprescindible para el animal que la posee. “De cara a las administraciones, un animal no identificado es un animal que no existe y puede quedar indefenso en las manos de su posible maltratador”, recuerda la Organización, que señala por último que la identificación es por tanto una protección para el animal ante el extravío, el abandono o el maltrato.