Los veterinarios de Castilla-La Mancha alertan a los dueños de perros sobre los posibles riesgos de la oruga, comúnmente conocida como la ‘procesionaria del pino’ (Thaumetopoea pityocampa Schiff.), un organismo de presencia habitual en los pinares de Castilla-La Mancha y del resto de la región mediterránea.
Debido al cambio climático la ‘procesionaria del pino’ aparece cada vez más temprano, entre los meses de enero y abril, y es que, la sequía y las altas temperaturas provocan que avance su metamorfosis. Además, las condiciones climáticas de los últimos años también han favorecido una abundante presencia de este lepidóptero en gran parte de las masas de pinar de la región.
El cuerpo de estas orugas está recubierto por unos pelos urticantes denominados tricomas que contienen una toxina termolábil llamada Thaumatopina, lo que provoca reacciones alérgicas en las personas y en el caso de los perros, cuando muerden o lamen uno de estos ejemplares, se intoxican de forma inmediata, lo que puede llegar a provocar la muerte del animal si no se actúa de forma rápida y eficaz.
También los pelos urticantes se desprenden y flotan en el aire, lo que puede ocasionar irritación de ojos, oídos, nariz y garganta. En caso de contacto hay que lavar la zona afectada del animal con agua caliente y llevar urgentemente a la clínica veterinaria más próxima.
Controlar al animal durante los paseos
Para evitar el contacto con este organismo, desde el Consejo de Colegios Veterinarios de Castilla-La Mancha se recomienda evitar los paseos por zonas con pinos afectados durante estos meses; y en el caso de tener que transitar por estos caminos, supervisar con atención los movimientos de los niños y las mascotas, ya que pueden ser los más afectados
Durante los meses estivales las mariposas se aparean y depositan sus huevos en las acículas de los pinos, donde nacen las orugas y fabrican bolsones de seda para refugiarse durante el invierno. En la época más fría del año, la ‘procesionaria del pino’ se mantiene en los bolsones alimentándose de las acículas.
Cuando comienzan a subir las temperaturas, las orugas descienden de los árboles en fila para enterrarse bajo tierra y realizar la metamorfosis, y es precisamente en este punto donde resultan más peligrosas.