La reciente aparición de casos de gripe aviar con alta tasa de mortalidad en mamíferos –visones en una granja de La Coruña y leones marinos en la costa del Pacífico en Perú-, que están generando la lógica preocupación entre la comunidad científica internacional, es una prueba evidente de la estrecha relación entre salud animal, salud humana y medio ambiente que obliga a reforzar las políticas sanitarias basadas en el concepto One Health.
Así lo entiende la Organización Colegial Veterinaria (OCV), que considera urgente determinar con certeza si los contagios masivos entre las citadas poblaciones se han producido de ave infectada a mamífero o entre los propios mamíferos, lo que vendría a demostrar una capacidad de adaptación del virus H5N1 a hospedadores distintos a los habituales, es decir, aves acuáticas silvestres.
En este sentido, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) señala que se están efectuando varios estudios para explorar más a fondo la virulencia y la transmisibilidad (incluso entre mamíferos) de estos virus, y a partir de ahí evaluar el riesgo real para otros animales y los seres humanos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el riesgo para los humanos de la gripe aviar sigue siendo "bajo", pues se lleva propagando entre las aves de corral y las aves silvestres durante los últimos 25 años, y los contados casos en personas se deben a un contacto reiterado con animales enfermos y sin equipos de protección. Por su parte, la carne de ave o los huevos cocinados no entraña riesgo para sus consumidores.
En España hubo el año pasado 37 focos de gripe aviar altamente patógena en aves de corral y otros 138 en aves silvestres. En uno de los brotes, en una explotación con 150.000 gallinas ponedoras en Guadalajara, dos trabajadores dieron detecciones positivas. En octubre, el virus entró en una granja peletera con 52.000 visones americanos en la localidad coruñesa de Carral, provocando una mortalidad de más del 4% en solo una semana.
Sacrificio, eliminación de restos y anillos de control
Además, la OCV insiste en el funcionamiento correcto de los protocolos de bioseguridad en las explotaciones donde se detecta la gripe aviar, que incluye el sacrificio todos los animales de la granja, la eliminación de sus restos y el aislamiento con dos anillos de control alrededor, uno de 3,5 kilómetros y otro de 10. Es decir, son efectivos y por ello la población debe estar tranquila.
Igualmente, para prevenir su llegada, son eficaces las medidas de bioseguridad, especialmente las destinadas a evitar el contacto con aves silvestres o con los restos que pudieran están contaminados por ellas.
La normativa también establece que hay que inmovilizar los animales de alrededor y todos sus productos. Si surgen positivos, se eliminan y se desinfecta la zona. Después, se siguen tomando muestras y análisis, dentro de una minuciosa labor de vigilancia y de prevención para salvaguardar la sanidad animal, la seguridad alimentaria y, en definitiva, la salud pública.
La gripe aviar A(H5N1) es una infección propia de las aves con una elevada letalidad en las aves y con importantes repercusiones económicas, para cuya prevención y control la autoridad competente estableció en 2003 el correspondiente programa de sanitario y de vigilancia.