En la sostenibilidad de las explotaciones ganaderas y la lucha contra el cambio climático, el cálculo de la Huella de Carbono-HC es una competencia exclusiva de la profesión veterinaria, según reivindicó Miguel Escribano, profesor de Producción Animal de la Universidad de Extremadura, en la jornada de formación celebrada en el Colegio de Veterinarios de Cáceres.
Bajo el título de “El papel de la ganadería en el cambio climático. Cálculo de la Huella de Carbono y la Certificación de Alimentos Diferenciados”, el ponente dejó claro que el cambio climático “ya no es una cuestión de fe, sino una realidad demostrada con pruebas científicas que está alterando los ciclos atmosféricos y afectando al territorio.”
El impacto sobre la cabaña ganadera se deja sentir en la reproducción de las especies, alteraciones en los ciclos productivos, aparición de vectores y enfermedades donde antes no existían e influencia en los planes sanitarios y económicos de las explotaciones. “Además, también se deben tener presentes las repercusiones sobre la biodiversidad y la expansión de especies invasoras”, advirtió.
Medidas de mejora
Ante esta situación, es fundamental analizar el ciclo de vida de un producto para conocer su Huella de Carbono, es decir, las emisiones que se transforman en CO₂. De ese modo se podrán evaluar las cargas ambientales de las granjas, detectar su impacto real e identificar posibles medidas de mejora.
“Actualmente la legislación establece unos criterios exhaustivos, basados en la norma ISO 14040, para realizar este Análisis de Ciclo de Vida de los Productos-ACV, en base a los recursos empleados y las emisiones producidas y capturadas en cada una de las fases de producción y distribución. Es una herramienta que ayuda a combatir la desinformación, desterrar bulos sobre el papel de la ganadería en el cambio climático y producir alimentos diferenciados”, concluyó.