El presidente del Colegio de Huesca junto al conferenciante
El doctor Ignacio de Blas Giral, profesor titular de Patología Animal de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza, impartió recientemente en el Colegio de Veterinarios de Huesca la conferencia titulada “¿Es posible controlar una zoonosis sin contar con los veterinarios? Covid-19 y Viruela del Mono”, en la que resaltó la importancia de las zoonosis como origen de las epidemias humanas, ya que según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) el 60% de las enfermedades humanas son zoonósicas. Por ello, “es fundamental que la profesión veterinaria intervenga en la gestión de enfermedades infecciosas a nivel poblacional”, afirmó.
El ponente se refirió al papel que podrían haber desempeñado los veterinarios durante la gestión de la Covid-19. “En primer lugar, no se tuvo en cuenta la amplia experiencia adquirida por los veterinarios sobre los coronavirus que se remonta a la década de 1930 con la identificación de los primeros coronavirus causantes de la bronquitis infecciosa aviar. Desde entonces han sido decenas de coronavirus los estudiados por los veterinarios afectando a múltiples especies”, indicó.
Algo característico de todos estos coronavirus es su origen en murciélagos y roedores, lo que pone de manifiesto la importancia de realizar una adecuada vigilancia epidemiológica de estas poblaciones silvestres. La presentación de cuadros clínicos multisistémicos es típica de los coronavirus, y pone de manifiesto que van a más allá de un simple proceso respiratorio destacando como ejemplos la peritonitis infecciosa felina, la diarrea epidémica porcina, la bronquitis infecciosa aviar y la hepatitis viral murina.
Otros aspectos relevantes fueron los avances terapéuticos realizados en los últimos años en el tratamiento de peritonitis infecciosa felina mediante el uso de prednisolona e itraconazol o inhibidores de la proteasa 3C que curiosamente han sido los enfoques que se plantearon como novedosos en el tratamiento de covid19.
Roedores como reservorio
La segunda parte de la presentación versó sobre la viruela del mono, una zoonosis que se remonta a 1970 en la que distintas especies de roedores africanos se comportan como reservorios de un Orthopoxvirus, que hasta 2003 estaba descrito de forma epidémica exclusivamente en África central y occidental, y que progresivamente se ha vuelto endémico.
En el 2003 se identificó por primera vez un brote fuera de África afectando a 71 personas en seis estados de EEUU como consecuencia del contacto con perritos de la pradera infectados. La investigación epidemiológica realizada por los veterinarios permitió consguir la trazabilidad de los perritos de la pradera y encontrar que se había producido un salto desde roedores africanos importados desde Ghana.
Según explicó De Blas, así se pudo identificar la importación original en Texas y hacer el seguimiento de la mayoría de estos animales para retirarlos del mercado y cortar la propagación del brote. “Es una importante lección ya que pone de manifiesto la capacidad del virus de la viruela del mono para adaptarse a nuevos reservorios, y por tanto el riesgo potencial de que el patógeno se pueda convertir en una enfermedad endémica”, indicó el especialista.
En el brote actual el control de las mascotas de los infectados se convierte en un elemento de gran importancia, sobre todo cuando ya se ha descrito la primera infección en un perro que convivía con dos contagiados. El riesgo de transmisión a roedores urbanos europeos debería ser considerado en zonas con mayor incidencia. “En resumen, es fundamental que los veterinarios pueden aportar su experiencia en enfermedades zoonósicas, pero también en la gestión de enfermedades infecciosas a nivel poblacional”, concluyó.