La Organización Colegial Veterinaria (OCV) llama a la tranquilidad ante los brotes de gripe aviar surgidos en los últimos dos meses, y asegura que “España cuenta con profesionales altamente cualificados para gestionar y controlar enfermedades zoonósicas como la gripe aviar, entre los que destacan los veterinarios, que son los que previenen, controlan y gestionan este tipo de enfermedades que pueden saltar de animales a personas”.
La influenza aviar, conocida más comúnmente como ‘gripe aviar’, es una enfermedad viral, que se transmite por el aire y se transporta de un lado a otro del mundo a través de las migraciones. Es extremadamente contagiosa y de declaración obligatoria. Esta enfermedad se encuentra de forma natural entre las aves anseriformes y charadriformes, que puede infectar a otras aves y especies animales, pero muy rara vez a las personas.
España, por su situación geográfica estratégica en la mitad del corredor entre África y Europa y su extensa red de humedales, es un país tanto de refugio como de paso para las aves migratorias, ya que en los citados ecosistemas encuentran descanso y alimento.
Por este motivo, “los servicios de sanidad animal de nuestro país cuentan con medios vigilancia para detectar la entrada de aves silvestres enfermas o ejemplares fallecidos por esta causa, lo que nos ha permitido encontrar y notificar los diferentes focos de gripe aviar en España y actuar sobre ellos”, señala la OCV.
Protocolo de actuación tras la detección de un foco de gripe aviar
Ante un brote de gripe aviar en una granja, se debe proceder al sacrificio inmediato de todas las aves de corral que se encuentren en la explotación, y a la destrucción de sus cadáveres, así como de la producción de huevos para evitar la expansión de la enfermedad. Además, se debe controlar el movimiento de las aves de corral y sus productos, estiércoles y todo aquel material relacionado con su manejo que pudiese estar contaminado.
A continuación, se siguen estrictas medidas de bioseguridad, desinfección de instalaciones, material y vehículos de transporte que pudiesen estar contaminados, y se procede a hacer una zonificación para establecer las áreas infectadas y libres de enfermedad, así como el control de los movimientos de vehículos, al establecer dos perímetros de vigilancia de 3 y 10 kilómetros alrededor del foco.
Una vez transcurrido un mes, si no ha habido un nuevo positivo en esa zona de control, se puede considerar un área sin riesgo, aunque hay que seguir vigilando puesto que el movimiento de aves silvestres es continuo.