El Colegio de Veterinarios de Teruel y la Guardia Civil seguirán colaborando para la identificación de los perros en esta provincia, una cooperación materializada con la reciente entrega de ocho lectores de microchip que servirán a los agentes para localizar a los dueños de los canes en casos de abandono o accidente de tráfico.
Según ha señalado el presidente del Colegio, Héctor Palatsi, en Teruel son 58.000 los perros que portan actualmente microchip, una cifra que supone el 80 por ciento del censo estimado. “Calculamos que cerca del 20 por ciento no tienen insertado este elemento de identificación, con el riesgo que entraña esa falta de control, porque conviene recordar que el 70% de las enfermedades que padece el ser humano proceden de los animales, de ahí la importancia de tener controladas y desparasitadas a las mascotas”, indicó.
Palatsi precisó que la única vacuna que es obligatoria en los canes en Aragón es la de la rabia, y destacó la importancia de los tratamientos antiparasitarios y otros tipos de control de animales en clínica veterinaria, “a modo de inspección que debería ser obligatoria”. Además, insistió en la necesidad de concienciar a la sociedad sobre las responsabilidades que supone atender un animal de compañía, dentro del concepto de tenencia responsable, “porque las cifras de abandono en España siguen siendo inaceptables”.
Seprona y otros servicios
Por su parte, la teniente coronel jefa de la Comandancia, Silvia Gil, se refirió al avance que supone para los agentes contar con aparatos dotados con la última tecnología para el desarrollo de las funciones, al tiempo que matizó que aunque son los agentes del Seprona los que principalmente los usarán, “también hay otros servicios que se beneficiarán de estas aportaciones”. Los lectores se conectan a través de un cable USB al ordenador, por lo que la descarga de los datos resulta muy sencilla.
En el acto también estuvo presente la Mariví Martínez, vocal de pequeños animales del Colegio, quien detalló que en Teruel llevan muchos años trabajando para lograr una gestión ética de las colonias felinas. Se trata de un proyecto en el que trabajan de forma conjunta las protectoras Proyecto Gato, 8 Vidas y Amigo Mío junto a dos clínicas veterinarias de la capital, Clínica Veterinaria Teruel y Animalicos, y el Ayuntamiento de la ciudad.