Casi medio centenar de personas participaron en la undécima jornada micológica organizada por el Colegio de Veterinarios de Huesca, que se desarrolló en Peña Oroel, en la comarca altoaragonesa de la Jacetania. Los participantes estuvieron acompañados por el micólogo Antonio Palazón. Lo primero que se hizo fue establecer las pautas de recogida de las setas que se pudieran encontrar durante la jornada. La recolección duró casi tres horas. Los participantes cogieron cerca de ochenta especies de setas.
En el merendero del parador de Peña Oroel se procedió a identificar las especies recolectadas por parte de Antonio Palazón, quien incidió en la importancia de coger las setas enteras, con el fin de que la identificación sea precisa y correcta.
El experto recordó que existe un error muy extendido entre la población, en el sentido de que la gente corta los ejemplares con una navaja. Es un error porque dificulta la identificación, al haber en el pie de la seta mucha información sobre la misma.
Olfato y gusto
Antonio Palazón hizo hincapié en el olfato y el gusto para identificar correctamente muchos taxones. Allí entran en juego olores como el del anís, harina, patata cruda, almendras amargas,...; y sabores como el picante, amargo, dulce,…
Entre las especies recogidas en esta jornada micológica se encuentran las siguientes:
- Lactarius deliciosus y Lactarius sanguifluus (níscalos), Tricholoma terreum (negrilla), Macrolepiota procera (parasol), Craterellus lutescens (trompeta amarilla), Hygrophorus persoonii (babosa negra de encina) y Russula integra. Éstas fueron las especies comestibles más destacadas del día.
- Hubo también especies tóxicas y muy tóxicas, como el Tricholoma pardinum, Amanita muscaria, Amanita pantherina, Inocybe sp, y alguno de los posibles Cortinarius tóxicos.
Por su parte, Fernando Carrera, presidente del Colegio, señaló la importancia de salir a coger setas con alguna persona experta o asociación micológica, y de recolectar sólo ejemplares jóvenes y sanos, que no ofrezcan dudas sobre su identificación. “Ante la duda, es mejor dejar las setas en el campo y conviene revisar las setas una a una, guardando siempre un ejemplar sin cocinar, ya que puede servir de gran ayuda en caso de que se produzca una intoxicación”, explicó.