Alberto Ballestín, investigador postdoctoral en el Tumor Microenvironment Laboratory del Institut Curie de París, secretario de la Spanish Association for Microsurgery (AEM) y presidente de la International Microsurgery Simulation Society (IMSS), ha pasado por la Facultad de Veterinaria de Cáceres para hablar con los alumnos sobre la investigación como opción laboral en la última sesión de la asignatura Salidas Profesionales.
Al comienzo de la ponencia, estuvo acompañado por decano, Juan Enrique Pérez Martín, y el presidente del Colegio de Veterinarios de Cáceres, Juan Antonio Vicente Báez. “Nos llena de orgullo tener veterinarios de esta Facultad trabajando en lugares de investigación punteros”, confesó el decano, en tanto que Juan Antonio Vicente animó a los alumnos a que encuentren su lugar, “pues la veterinaria ofrece un abanico muy amplio de posibilidades y se puede terminar en un destino distinto del previsto inicialmente”.
También apuntó que Universidad y el Colegio debe existir una relación estrecha. “La labor de la facultad es fundamental, pero tenemos que participar el uno del otro para poner en marcha muchos proyectos que tenemos por delante y lograr la excelencia profesional”, indicó Vicente.
Durante su clase magistral, Alberto Ballestín explicó las distintas etapas de la carrera investigadora, habló de las luces y sombras de esta opción laboral tomando como referencia su propia experiencia. Actualmente, forma parte de un equipo multidisciplinar en el Institut Curie de París que estudia el Glioblastoma Multiforme.
Carrera muy competitiva
“Hay que romper mitos en la investigación y sobre los investigadores. No es algo alejado de la sociedad sino al servicio de ella. Sí es una carrera tremendamente competitiva, pero la capacidad de crear, de generar, la comunicación y ser capaz de establecer sinergias son fundamentales, explicó Ballestín.
También abordó los problemas que lastran la investigación en España. Según los datos de la Agencia Estatal de Investigación, la media europea de inversión en investigación es el 2,19% del PIB. Sin embargo, aquí se sitúa muy por debajo con una inversión del 1,14%. “Estos datos solo se explican porque en nuestro país no existe una cultura científica, de la investigación. No hay demanda y por tanto no hay financiación, por lo que al final se están perdiendo muchos investigadores”, concluyó.