Alrededor de 500 veterinarios inscritos participaron ayer en el seminario web “El virus del Nilo Occidental. Una perspectiva One Health”, programado por la Organización Colegial Veterinaria-OCV, en el que fueron ponentes Santiago Vega García, que centró su intervención en definir las causas de su expansión en España durante los últimos meses, e Ignacio García Bocanegra, que trató sobre cuestiones relacionadas con la vigilancia epidemiológica
La presencia del virus del Nilo Occidental no resulta novedosa en la Península Ibérica, pues en España, la presencia de Virus del Nilo Occidental se conoce de forma retrospectiva desde finales de los años noventa, por estudios realizados en sueros humanos de los años 80 en los que se demuestra la presencia de anticuerpos frente a Virus del Nilo Occidental y/o otros flavivirus relacionados en población del Delta del Ebro.
En España, el primer caso registrado de encefalitis por este virus en persona fue un paciente residente en la localidad de Cornellá de Llobregat (Barcelona) en 2004. Después, fueron detectados los dos primeros casos en Andalucía, concretamente en la provincia de Cádiz, en los meses de septiembre y octubre de 2010, pero en 2020 ha experimentado un repunte no conocido anteriormente, con el fallecimiento de 7 personas (5 hombres y 2 mujeres) con edades comprendidas entre 59 y 87 años y con enfermedades concomitante.
Este ascenso se encuentra motivado sobre todo por dos razones: la elevada pluviometría de la pasada primavera, que favorece la proliferación de mosquitos, y la disminución de las labores preventivas de fumigación en determinadas zonas, como Andalucía, en los meses de mayo y junio, como consecuencia del estado de alarma por la COVID-19.
181 personas muertas en Europa en 2018
Así lo ha explicado Santiago Vega, catedrático de Sanidad Animal en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, quien recordó que en España el virus ha ocasionado la muerte de siete personas, “todos ellos con patologías previas, mientras que en Europa durante el año 2018 se contabilizaron 181 fallecidos por este motivo”.
Dentro de la suma de factores que influye en la difusión de la enfermedad, ha citado también el papel activo como vectores, además del mosquito culicoide, de otras dos especies de mosquitos: el Aedes japonicus y el tigre. Las altas temperaturas y las lluvias constantes de la primavera de 2020 han generado las condiciones idóneas para la reproducción del mosquito tigre (Aedes albopictus) este año, y a pesar de la menor presencia humana en espacios abiertos debido al confinamiento por la COVID-19.
La primavera del 2020 ha sido la cuarta más calurosa en España desde 1965 y la quinta más lluviosa de este siglo. También puede haber contribuido a su aumento que el confinamiento ha impedido cuidar numerosas segundas residencias del litoral mediterráneo.
Salto fácil al hombre
Vega también resalta la cercanía cada vez mayor de las aves silvestres a los cascos urbanos, “por cambios de hábitos en su comportamiento y una menor tendencia a emigrar, de manera que el mosquito tiene más fácil picar a aves, caballos y humanos con menores desplazamientos. En cada zona el virus tiende a proliferar entre unas aves mucho más que en otras. Si esas aves son comunes en zonas habitadas, el salto al hombre será muy fácil. Pero si su hábitat está en zonas más salvajes y deshabitadas, el virus puede circular en esas zonas sin salir de ellas".
En este sentido, el catedrático advierte de que el año 2021 puede resultar parecido al actual en cuanto a la prevalencia del virus en España porque los mosquitos encuentran un “escenario ideal” al suavizarse las temperaturas por efecto del cambio climático, y presagia, al igual que otros expertos, que la presencia de pandemias resultará frecuente a corto plazo, “sean zoonósicas o no, porque se dan las condiciones adecuadas, aunque quizá carezcan de la letalidad del del SARS CoV2 en humanos”.
Por ello, resulta imprescindible la labor preventiva, base del concepto One Health, y las funciones de control y vigilancia epidemiológica, tal y como señaló Ignacio García Bocanegra, profesor de Sanidad Animal de la Universidad de Córdoba. Las preguntas de los asistentes versaron sobre la conveniencia poner la vacuna o no a los équidos, según lugares y circunstancias, y su eficacia.
Los especialistas, finalmente, agradecieron a la OCV su esfuerzo por hacer llegar a los colegiados los últimos conocimientos científicos sobre cuestiones de actualidad para la profesión, en este caso el virus del Nilo Occidental, en consonancia con la apuesta de la organización por mejorar la formación continua de los veterinarios españoles.