Jesús Deiros Rodríguez, veterinario de 43 años, casado y padre de dos hijas, falleció tras ser golpeado en la cabeza por una vaca el pasado día 28 de mayo en una explotación de As Nogais, en Lugo, mientras ejecutaba tareas de saneamiento ganadero. Es un suceso terrible que ha dejado consternada a toda la familia veterinaria española, y que debe servir para incrementar la seguridad laboral.
La Organización Colegial Veterinaria, de luto, expresa su más hondo pesar por la muerte de Jesús a su viuda, hijas, familia y amigos, al tiempo que considera prioritario unificar criterios de forma urgente sobre la manera de realizar los saneamientos pecuarios en cada comunidad autónoma.
En concreto, pide que se refuercen las medidas de seguridad durante el manejo de los animales para conseguir su correcta inmovilización y limitar la actuación de un único veterinario, ya que la falta de personal afecta de forma muy negativa a la realización eficiente de las operaciones.
Según el presidente de la OCV, Luis Alberto Calvo, la veterinaria es una profesión de riesgos, sobre todo “cuando intervienen grandes animales, con una fuerza considerable y alterados en una situación que les resulta extraña, a menudo en explotaciones pequeñas en pleno campo donde no hay medios adecuados para su inmovilización, lo que incrementa el peligro”.
Este aspecto cobra especial importancia, porque en el manejo los bóvidos para tomar las muestras es necesaria la existencia de una manga de seguridad que facilite el trabajo del profesional sanitario, elemento que no siempre existe en las granjas. Una circunstancia que obliga a abordar al animal por el método tradicional de una única sujeción al pesebre, lo que aumenta posibilidad de golpes y accidentes y más si interviene un solo veterinario.
Vigilar los contratos
Las administraciones autonómicas no pueden ahora mirar para otro lado en los concursos para la realización de saneamientos ganaderos, en lo que suele obtener el contrato la oferta más ventajosa en términos económicos, ya sea de una empresa privada o pública, “a costa de reducir las medidas de seguridad en sus plantillas en jornadas maratonianas, mal remuneradas y con la presencia de un solo veterinario para ahorrar costes de personal”, apunta Luis Alberto Calvo.
Por ello, la Organización Colegial Veterinaria exige que se unifiquen criterios respecto a la ejecución y las condiciones de seguridad de los saneamientos con independencia de la comunidad o región donde tengan lugar, para evitar siniestros con un desenlace trágico como el ocurrido en Lugo