La Organización Colegial Veterinaria-OCV reitera la necesidad de extremar las medidas de higiene con los
animales domésticos y no fomentar juegos que impliquen contacto físico con ellos, evitar lamidos, lavarse las manos después de tocarlos y, en el caso concreto de los gatos, limitar sus salidas a la calle y que no sean de forma incontrolada, recomendaciones prácticas de clara utilidad preventiva ante el coronavirus.
De hecho, el traslado de gatos a los centros veterinarios u otros lugares debera efectuarse utiizando siempre un transportín, que es preciso lavar con posterioridad. Además, se insiste en los consejos proporcionados desde el
primer momento: si un dueño tiene síntomas o está afectado, debe dejar a la mascota al cuidado de otras personas. Si no es posible, que use mascarilla, se lave bien las manos antes y después del contacto y mantenga una buena higiene.
En caso de tener sospechas de un animal que pudiera estar infectado, hay que actuar con tranquilidad, ya que es muy poco probable que tenga el coronavirus, pero no obstante se ruega al propietario que se lo comunique a su veterinario a la mayor brevedad posible.
La OCV basa estas recomendaciones en evidencias científicas, aunque la evolución del virus resulta muy rápida. El hecho de que los gatos puedan contagiarse de sus dueños o personas con las que mantienen un contacto estrecho, y que asu vez lo puedan transmitir a otros gatos, es cierto, pero la posibilidad es muy baja. De hecho, apenas se han certificado 9 casos de animales en todo el mundo: 2 perros, 6 gatos y 1 tigre.
Por encima de todo, existe una cuestión importantísima que se debe recalcar: a día de hoy no hay ninguna evidencia científica de que los animales domésticos o de granja transmitan el COVID-19 a las personas. Sí se han registrado contadísimos casos de personas que la transmiten a algunos animales, y también casos muy excepcionales de contagio entre gatos y entre visones.