“La rabia no es una enfermedad erradicada, sino eliminada, para la que las medidas de control deben continuar, al igual que se sigue haciendo con otras enfermedades humanas eliminadas como la polio o el sarampión”. Con esta rotundidad se pronunciaba el virólogo Juan Emilio Echevarría Mayo, del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III, en la conferencia organizada por el Colegio de Veterinarios de Vizcaya y la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, dentro de su campaña se sensibilización social para lograr la obligatoriedad de la vacuna en el País Vasco.
Según detalló el ponente, las citadas medidas son el control fronterizo del tránsito de animales susceptibles y de los movimientos comerciales, el mantenimiento de una vigilancia epidemiológica efectiva, la disposición de protocolos de actuación ante mordeduras por animales y planes de contingencia frente a eventuales casos importados, junto a la educación sanitaria de viajeros y propietarios de mascotas. También consideró necesario que las autoridades aseguren “coberturas vacunales elevadas en nuestras poblaciones de perros, gatos y hurones mediante la aplicación de normativas adecuadas”.
En este sentido, recordó que las vacunas disponibles contra la rabia son efectivas para prevenir infecciones por la mayoría de estos lisavirus, y más concretamente por lisavirus europeo de murciélago tipos 1 y 2, que son los únicos que han demostrado su capacidad de infectar al hombre y otros mamíferos diferentes de los murciélagos. El virus de la rabia, ya no circula, pues, de forma endémica en España desde hace más de 40 años, pero sí que lo hace en otros lugares del mundo y en particular en territorios fronterizos como Marruecos y otros países que son origen de comercio ilegal de perros.
La rabia es la enfermedad infecciosa humana más letal, ya que la práctica totalidad de los casos clínicos acaban con la muerte del paciente. “Pese a que se dispone de las herramientas básicas para su profilaxis y control desde hace más de cien años, se estima que anualmente todavía mueren de rabia 59.000 personas en el mundo, no habiendo otra explicación que la insuficiente existencia de recursos económicos y logísticos en los países endémicos, razón por la cual la rabia es considerada una enfermedad olvidada por la Organización Mundial de la Salud”, precisó Echevarría.
Los países con mayor endemia se concentran en el sur de Asia y el continente africano. El paciente tipo es una persona menor de quince años residente en el medio rural. Más del 95% de los casos humanos de rabia son transmitidos por el perro, como reservorio esencial del ciclo epidemiológico urbano. La prueba más fehaciente de que la rabia es una enfermedad olvidada es que la rabia canina fue eliminada de Europa a lo largo del siglo XX, comenzando por el Reino Unido en 1904. En España dejó de ser endémica hace ya más de 40 años.