La Academia de Ciencias Médicas de Bilbao ha otorgado una distinción de honor a la veterinaria Teresa María Escondrillas Wencel, colegiada del Colegio de Veterinarios de Vizcaya. La entrega ha tenido lugar durante la clausura del curso académico 2018-2019. Además de las distinciones de honor, durante el acto se nombraron 38 nuevos académicos, se entregaron 14 diplomas de formación en “Industria de Ingeniería de la Salud y el Bienestar”, se nombraron 39 nuevos académicos de honor y se firmó un convenio con la Asociación de Ingenieros Técnicos de Bizkaia.
Esta distinción de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, a propuesta del Colegio de Veterinarios de Vizcaya y de la vicepresidencia veterinaria de la Academia, es un reconocimiento a Tere Escondrillas por su trabajo y por su papel de pionera en la incorporación de la mujer al ámbito de las ciencias médicas.
Francisco Luis Dehesa, vicepresidente de la Academia y expresidente del Colegio de Veterinarios de Vizcaya hizo la laudatio de la galardonada con una amplia reseña de su biografía.
El evento contó con la presencia de ilustres personalidades correspondientes al área de la salud, colegios profesionales de Vizcaya, así como representantes políticos de diferentes ámbitos municipales y gubernamentales.
LAUDATIO DE TERESA MARÍA ESCONDRILLAS WENCEL
Teresa María Escondrillas Wencel nació, o “la nacieron” –como dijera Leopoldo Alas “Clarin”- en la ciudad colombiana de Pamplona, el 28 de mayo de 1956. Su padre, bilbaíno, Fernando Escondrillas Damborenea, daba clases en la universidad de aquella ciudad colombiana y más tarde trabajó como ejecutivo de la UNESCO en varios países sudamericanos. Su madre, Hanna Wencel, era polaca y había emigrado con parte de su familia antes de que aquel país sufriera los horrores de la II Guerra Mundial.
Teresa pasó su infancia en Colombia, Chile y Argentina, y veraneaba, al menos cada dos años, en Pedernales. De vuelta a España se matriculó en la Facultad de Veterinaria de Zaragoza donde se graduó en 1980.
En marzo de 1982 fue contratada como ayudante de veterinaria por el Ayuntamiento de Bilbao como consecuencia de una ampliación de plantilla ocasionada por la crisis del aceite de colza, aquella intoxicación de origen alimentario que produjo la muerte de más de 1000 personas en distintas regiones del Centro de España. Poco más tarde, en agosto de aquel mismo año, comenzó a trabajar como veterinaria municipal, siendo la primera mujer que ocupaba un puesto de esa naturaleza, aunque su contrato como veterinaria se cumplimentara a principios de septiembre de aquel año.
Al convertirse en veterinaria municipal, Tere se incorporó con dedicación total al dispositivo de inspección preventiva aplicado por los Servicios Veterinarios Municipales al sector hostelero bilbaíno, con ocasión del Mundial de Futbol de 1982, en el que Bilbao fue una de sus sedes.
Superado aquel programa extraordinario relacionado con la hostelería, Teresa Escondrillas se incorporó al Servicio de Inspección Veterinaria en el Matadero Municipal, a las órdenes del entrañable y gran veterinario Francisco Tolivar Secades y en compañía de Juan Torre Ateca.
Y allí se mostró como realmente es, jovial y campechana en lo personal, pero rigurosamente científica y seria en lo profesional. En la nave de sacrificio, blandía con facilidad el escalpelo y el cuchillo para realizar los cortes e incisiones propias del análisis anatomo-patológico, que caracteriza la inspección veterinaria en los mataderos.
En mayo de 1983 Teresa Escondrillas fue destinada a la inspección de pescados frutas y hortalizas en Mercabilbao y los mercados municipales. Esta vez contó con el apoyo y la colaboración del jefe de la Inspección de Mercados José María Ziluaga, y de quien les habla. Y formando equipo, además, con los ayudantes de veterinaria que trabajaban en mercados, fundamentalmente Iñaki Jauregi e Ibon Escobal, con quienes mantuvo una relación muy especial, tanto desde el punto de vista profesional, como del personal y humano. José Ramón Cotano, un veterinario clásico en la inspección de los mercados bilbaínos, estaba ya dedicado, prácticamente en exclusividad, a la Perrera Municipal, donde ella le sustituiría años más tarde.
Los usuarios de Mercabilbao y los mercados municipales también se habituaron, tras la sorpresa inicial, a ver trabajar a “la veterinaria”, rebosando simpatía y determinación al mismo tiempo. Aquel mismo año, Bilbao sufrió el azote de las inundaciones de agosto y Tere trabajó codo con codo con el resto del equipo, en aquellos momentos de inicial zozobra y rápida respuesta ciudadana e institucional.
Su tercer gran destino fue el Servicio Canino tras la jubilación de José Ramón Cotano en 1987 y, aunque no de forma continuada, le dedicó muchos esfuerzos hasta el final de su vida laboral en diciembre de 2018, fecha en la que se jubiló. Tere Escondrillas ha pasado muchos años dedicándose a la otra fauna urbana de Bilbao, aportando su valía profesional, su cariño y respeto a los animales y su sentido de la responsabilidad y atención a la ciudadanía.
Se podrían citar otras actividades que realizó de forma puntual, como las campañas de saneamiento ganadero, o su presencia en los festejos taurinos de la Plaza de Vista Alegre. Pero si cabe destacar algo en su trayectoria es su trabajo diario y silencioso, y su participación activa en los equipos profesionales en los que estuvo presente. Así fue abriendo caminos de igualdad, hasta que aparecieron nuevas compañeras, veterinarias municipales como ella, en los servicios sanitarios del Ayuntamiento de Bilbao. Paralelamente, otras mujeres veterinarias ocupaban puestos en otras administraciones y en otros ámbitos de la veterinaria, transformando radicalmente el paisaje de género de esta profesión. Permítanme citar dos nombres, Pilar Manrique, como veterinaria titular interina del partido veterinario de Fruniz en 1979 y Carmen Diego, posiblemente la primera veterinaria dedicada a la clínica de pequeños animales en Bilbao.
Esta distinción de la Academia de Ciencias Médicas, a propuesta del Ilustre Colegio de Veterinarios de Bizkaia y de la vicepresidencia veterinaria de la Academia, es un reconocimiento a Tere Escondrillas por su trabajo y por su papel de pionera en la incorporación de la mujer al ámbito de las ciencias médicas. Enhorabuena, Zorionak, Gratulacje Tere.
Bilbao, 20 de junio de 2019
© Francisco Luis Dehesa Santisteban