El Colegio de Veterinarios de Cádiz y la Real Academia Sevillana de Ciencias Veterinarias celebraron el pasado lunes 8 de abril unas jornadas formativas sobre conservación y transformación de alimentos a través de aplicaciones con altas presiones hidrostáticas y la irradiación de alimentos en la seguridad alimentaria.. Las jornadas se desarrollaron en el Aula de Formación del Hospital Universitario de Jerez. En las mismas, intervinieron como ponentes los doctores Rafael Gómez y Manuel Ángel Amaro, profesores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba.
A la cita acudió la presidenta del Colegio de Cádiz, Cristina Velasco, quien recordó que el órgano colegial continuará esta apuesta por la formación en el área sanitaria de los profesionales veterinarios. “Hoy estamos aquí en Jerez, hemos hecho escala en el Campo de Gibraltar y la haremos en la sierra, tocando todos los palos: asambleas, fiestas, salud pública, nuevas tecnologías en los alimentos. Hay que seguir impartiendo y dando conocimiento”, aseguró. También intervino, durante la inauguración de las jornadas, el presidente de la Real Academia Sevillana de Ciencias Veterinarias, Antonio Oropesa, quien subrayó que su entidad, con 45 años de historia, “no tiene una sede, sino cuatro, la de los cuatro colegios profesionales provinciales: Córdoba, y continuamos con Huelva, Cádiz y Sevilla”. Por su parte, la gerente del hospital jerezano, María José Cano Hoyos, agradeció la asistencia de los participantes y destacó la importancia que supone la formación continua de los veterinarios como profesionales sanitarios: “agradeceros vuestro compromiso en formaros y seguir”,.
Sobre las Altas presiones hidrostáticas: aplicaciones para la conservación y transformación de alimentos habló el doctor Rafael Gómez, profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba, centrando su exposición en esta novedosa tecnología de procesado que consiste en someter los alimentos a presiones muy elevadas con un equipamiento específico, cuyo valor en el mercado puede superar los 590.000 euros; similar a una pasterización, pero sin aumentos de temperatura. De ahí su uso en productos cárnicos como loncheados, vegetales, sopas, productos frescos e incluso zumos. “Como profesionales, el cuerpo de veterinarios interviene como garante de la seguridad alimentaria y el trato sanitario de los productos, además del aspecto tecnológico, ya que es una técnica compleja que necesita un entrenamiento específico. Hay muy poquitos equipos en España y se suelen encontrar en grandes centros tecnológicos o en universidades. Nosotros, en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba, hemos tenido la suerte de contar con la aprobación de un proyecto de los fondos FEDER que nos permitirá disponer de esta tecnología en la Planta Piloto de Tecnología de Alimentos”, comentó el ponente.
Para hablar sobre la Irradiación de alimentos y seguridad alimentaria, el auditorio contó con la intervención del doctor Manuel Ángel Amaro, también profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba, quien expuso los motivos por los que la irradiación de alimentos tiene su aplicación y nicho de desarrollo comercial, el proceso y efectos que tiene este proceso sobre los alimentos y las aplicaciones industriales de esta tecnología junto al marco normativo de regulación y control con respecto a la seguridad alimentaria a nivel europeo. “Hay un aspecto clave en esto: los productos irradiados que están en el mercado deben llevar, obligatoriamente en su etiquetado, un símbolo que le indique al consumidor que se trata de un alimento irradiado al objeto de que pueda determinar si lo compra o no, según establece la Unión Europea. Normalmente, se trata de productos de origen vegetal, como especias, granos de cereales y, en menor medida, en productos pesqueros secos y congelados, o cárnicos. Sí es cierto que en el mundo de las mascotas está comenzando ahora su aplicación, es un campo para abordar, ya que el producto irradiado se puede utilizar como ingrediente en la comida para mascotas, y ese aspecto queda pendiente de regulación”, concretó el ponente.
Este tipo de tecnología tiene un amplio desarrollo en Estados Unidos, Canadá, Asia o países latinoamericanos, aunque en Europa tiene escaso desarrollo comercial. “Más de 400 toneladas de productos irradiados se produjeron en el mundo en 2010, de las cuales en Europa solo supusieron un 4%. Estamos a la cola, fundamentalmente, por un tema de percepción del consumidor y los productores de esta tecnología. Cuando se escucha irradiación, de primeras tiene una percepción social negativa puesto que se asocia a contaminación radioactiva, por lo que la aceptación de esta tecnología tiene escaso desarrollo en Europa”, añadió Amaro.