En el marco de las jornadas de la semana de la lucha contra la rabia, MSD Animal Health organizó el miércoles 26 de septiembre en Zaragoza una conferencia en la que de la mano del Dr. Fernando Fariñas se analizó la importancia de contar con los mismos criterios a la hora de establecer los planes vacunales. Desgranamos aquí algunas de las ideas principales que se trataron.
España se encuentra en la “zona de paso” de las migraciones que se producen entre los países africanos y resto de Europa. Sin olvidar que en el Este de Europa hay presencia de rabia. Fernando nos recordó que gran parte de las mascotas que llegan a nuestro país para ser vendidas, vienen de aquellas zonas. Son “zonas calientes”.
El virus de la rabia, en realidad pertenece a una familia de virus del género lyssavirus y se incluyen 16 especies que a su vez se agrupan según compartan unas características u otras. No son iguales, pero se parecen. Cualquier de ellos puede producir la rabia. El virus que conocemos en Europa como “clásico” es el de los perros, gatos y hurones. Sin embargo, apuntó que en Etiopía existe una variante llamado Mokola que está matando perros. Pese a todo nos recordó que el virus es débil, y que una vez en el ambiente no dura por tener una “envuelta lipídica”. Desde el punto de vista ambiental es un virus que dura poco. El sol, el formol, el jabón que disuelve las membranas lipídicas es capaz de inactivarlo.
El mecanismo de transmisión del virus es por inoculación directa por un mordisco, o un lamido, o arañazo, donde haya una solución de continuidad. Como la secreción salival es intermitente, la carga viral que exista en ese momento determinará la probabilidad de desarrollar la enfermedad. El periodo máximo observado desde la mordida hasta la aparición de los síntomas es de 5 días, pero la vigilancia se mantendrá durante al menos dos semanas.
En la conferencia, Fariñas dio las claves para el envío eficiente de las muestras. El envío de la muestra de cerebro al centro de referencia ha de ser refrigerada siempre y cuando no hayan transcurrido más de 5 días. Si van a transcurrir más de 5 días, lo recomendable por el Instituto Carlos III es congelar la muestra y enviarla refrigerada.
Los veterinarios deberían estar vacunados, por tratarse de una enfermedad profesional. El 100% de los humanos que se vacunan quedan protegidos.
Como dato importante destacó que cuando se vacuna a una población de perros, gatos y hurones, para tener controlada la infección y la diseminación del virus en el territorio, necesitamos una cobertura de al menos del 70 %. Ese es el porcentaje de animales que ha de estar vacunado. En Aragón la tasa de vacunación ha caído hasta el 40 %.
Concluyó con una idea fundamental, los “animales se han de vacunar bien”. Lo ideal sería saber “que perro tengo”, conocer el estado real del animal y decidir el protocolo vacunal. Decisión que ha de tomar el veterinario. Un animal inmunodeprimido no debería tener el mismo plan que un animal sano. Los fabricantes de las vacunas proporcionan datos sobre la duración máxima de la inmunidad de la vacuna, que se ha probado en perros en perfecto estado sanitario.