Luis Alberto García Alía, presidente del Colegio de Veterinarios de Toledo, abrió las sesiones tras unas palabras de bienvenida a los congresistas y un apunte sobre la importancia del mundo de los toros en la región: dispone del 11 por ciento de la ganadería brava del país y en torno a 53.000 hectáreas de dehesa de las 540.000 que se dedican al toro en España, lo cual tiene evidentes repercusiones en el medio ambiente, la sostenibilidad, la fijación del medio y el patrimonio cultural.
Juan José Badiola, presidente de la OCV, tomó a continuación la palabra para dar la bienvenida los asistentes, a quienes consideró los veterinarios más fieles a estos congresos. Valoró la conveniencia de realizar el encuentro en Toledo y agradeció el esfuerzo de los organizadores, del comité científico, de los ponentes del congreso, de quienes han presentado comunicaciones orales y pósteres, y la presencia de Pilar Gil, de la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla La Mancha . Tras recordar cómo una convocatoria de este tipo es un foro de intercambio de conocimientos, donde se va a aprender y mantener una comunicación personal, dio por inaugurado el IX Congreso Mundial Taurino de Veterinaria, en el que están inscritos 464 profesionales veterinarios, estudiantes y ponentes.
Los asistentes guardan un minuto de silencio.
Fundación del Toro de Lidia
Rufino Rivero, secretario general del Consejo General de Colegios Veterinarios, presentó a continuación a Borja Cardelús, director general de la Fundación del Toro de Lidia, que desarrolló una ponencia titulada “La afición a la tauromaquia en el siglo XXI”.
Rufino Rivero y Borja Cardelús.
Cardelús dio una pinceladas sobre el origen de la Fundación, creada hace año y medio para defender los derechos de los profesionales que intervienen en la Fiesta, para divulgar sus valores y para intervenir de manera directa en asuntos jurídicos frente a los ataques que, especialmente en las redes sociales, vienen sufriendo aquellos.
El ponente valoró la fuerza que la corriente animalista viene demostrando en la opinión pública. “La defensa de los derechos de los animales es una batalla global, pero en el toro se libra de manera particular”, dijo. Enfatizó esa movilización y advirtió de que “esta es una batalla cultural y lo va a ser para siempre”.
“Pero nosotros somos más”, afirmó, y dio el dato de que una novillada en la plaza de Las Ventas atrae más gente que el museo del Prado o todas las salas de cine y teatro de la Comunidad de Madrid. Pero cualquier esfuerzo de la Fundación será baldío, advirtió, si no existe compromiso del mundo del toro con la Fundación, que en la actualidad solo apoyan 60 hierros.
Javier Cañón y Fernando Carrera.
Mejora genética
Fernando Carrera, presidente del Colegio de Huesca, dio paso a continuación a la ponencia sobre la “Mejora de la genética de la raza de lidia”, que desarrolló el doctor Javier Cañón, profesor de la Universidad Complutense de Madrid.
Javier Cañón abordó el programa oficial de mejora genética de la raza de lidia, cuyos objetivos son la mejora de los caracteres que afectan al comportamiento de la red durante la lidia, y conservar la variabilidad genética de la raza bovina, especialmente de aquellos encastes o líneas que más contribuyen a la diversidad de la raza y que es donde radica un porcentaje elevado de riqueza genética de la raza de lidia.
Tras una minuciosa exposición, Javier Cañón destacó como conclusiones que los elevados niveles de endogamia en algunos encastes o ganaderías dificultarán cualquier progreso genético por selección, la necesidad de declarar formalmente qué encastes se consideran en peligro de extinción, y la oportunidad de utilizar una estrategia de cruzamiento para explotar tanto la heterosis como la complementariedad dentro de esta raza.
Isabel Pérez Hernández y José Ramón Caballero.
Correspondencia epistolar
José Ramón Caballero, presidente del Comité Científico del congreso, presentó a continuación a Isabel Pérez Hernández, que realizó una detallada exposición sobre la correspondencia epistolar de la Duquesa de Osuna con José Delgado “Pepe Hillo” y Pedro Romero, ambos diestros de finales del siglo XVIII y coetáneos de Francisco de Goya.
Pérez Hernández destacó la condición de aficionada y de mecenas de toreros y artistas de la condesa en una época en que empezaba a predominar el toreo a pie frente al toreo a caballo y que era el espectáculo público que más gente congregaba en Europa, hasta 10.000 personas.
La condesa mantuvo discretamente una ganadería, la Bacada de Castilla, que con el devenir de los años acabaría siendo la del conde de Belagua. El destino quiso que tres de sus toros cornearan a lo largo del tiempo a Pepe Hillo, con quien mantuvo una respetuosa y sincera correspondencia. A causa de la tercera cornada falleció el diestro y el deceso estuvo en el origen de las prohibiciones de la Fiesta a cargo de Godoy.