Hace sólo unos días, Igor Ajuriaguerra Arana, veterinario clínico de rumiantes de Veterinarios Asociados S.C. de Solares (Cantabria), recogía de manos del consejero de Medio Rural, Pesca y Alimentación del Gobierno de Cantabria, Jesús Oria, un importante galardón: El primer premio, de la primera edición, del “BVDzero Award”.
Se trata de un premio de ámbito europeo concedido por la multinacional farmacéutica Boehringer Ingelheim al mejor trabajo de investigación sobre la diarrea vírica bovina (BVD), una infección del ganado bovino causada por un pestivirus que presenta varias formas clínicas, desde casos subclínicos a casos agudos, que pueden provocar abortos, infertilidad, inmunosupresión y, de forma más espectacular, la enfermedad de las mucosas que es mortal.
En la primera edición de este premio europeo, se presentaron en dura competencia casi medio centenar de trabajos de numerosos países, muchos firmados por los expertos universitarios, investigadores y clínicos de mayor prestigio y reconocimiento internacional en este momento. El galardón fue adjudicado por un comité científico internacional, igualmente de reconocido prestigio.
Ese galardón, ha ido a recaer, por su justo merecimiento, en un joven veterinario que desarrolla su labor diaria en Cantabria. Al margen del legítimo orgullo que sentimos desde la organización colegial que represento, lo auténticamente importante es lo que significa este reconocimiento. Me gustaría, por ello, hacer unas breves reflexiones al respecto.
Este premio evidencia el alto nivel científico e investigador de nuestros veterinarios en Cantabria, una faceta poco reconocida a nuestros profesionales, escasamente valorada e insuficientemente apoyada. Es también un reconocimiento a la labor de los veterinarios clínicos que visitan todas y cada una de las explotaciones ganaderas de Cantabria; para solucionar los problemas puntuales que allí se presentan, pero también para asesorarlas técnicamente de modo que sean más eficientes y viables, mejorando así su rentabilidad y compartiendo con los ganaderos sus buenos momentos, pero también aquellos más duros y delicados.
En esa línea, me gustaría aprovechar para reivindicar la figura del veterinario de explotación recogida en la Ley de Sanidad Animal (2003) y su desarrollo que, en Cantabria, hemos iniciado adelantándonos al resto de comunidades autónomas a través de la nueva aplicación de receta electrónica, pero a la que queda todavía un largo recorrido. No podemos olvidar que los veterinarios clínicos, son los ojos de las redes de alerta sanitaria, elemento crucial para el control de las enfermedades. Más, si cabe, cuando la exigida especialización de todas las profesiones que trae los nuevos tiempos, va alejando de esa labor a otros profesionales: los funcionarios públicos, que ocupaban ese espacio.
Por todo esto, quiero hacer una petición a todos aquellos profesionales que trabajan en contacto directo con el sector. Cantabria ha sido siempre puntera, referente nacional en materia de Buiatría (rama de la medicina veterinaria que se especializa en todo lo relacionado con los bovinos y rumiantes: salud, producción, reproducción, comercialización e industrialización de los mismos). Y debe seguir siéndolo, nos lo exige el sector. Para ello hemos contado en estos cien años de profesión en Cantabria con veterinarios de la talla de Juan Abascal, Gutiérrez Aragón y otros muchos… y seguimos contando con los mejores profesionales. Pero necesitamos que, como ha hecho Igor, las nuevas generaciones de jóvenes veterinarios sigan haciendo el esfuerzo de dedicación suplementario que supone emplear una parte de su tiempo en investigar, escribir y presentar sus conclusiones sobre el terreno en las diferentes materias, lo que permitirá materializar, hacer evidente y rentabilizar, todo el valor añadido de su trabajo en el campo, que es enorme. Y, en el mismo sentido, sería muy conveniente por parte de la Administración establecer canales de comunicación con estos profesionales que permitan la transferencia de todos estos conocimientos, en beneficio último del sector ganadero de nuestra comunidad.
En definitiva, enhorabuena a todos los profesionales veterinarios de nuestra comunidad y muchas gracias por ese esfuerzo extraordinario que hace posible la transmisión de la experiencia y el conocimiento adquirido. Sabemos que los otros dos proyectos finalistas del BVD Award, británicos ambos y uno de ellos de un grupo de investigación del Real Colegio Veterinario (The Royal Veterinary College), ya cuentan con líneas de ayuda para proseguir la investigación abierta y nos alegramos por ello. No dejemos que este premio a la ciencia veterinaria de Cantabria y España caiga en el olvido y el abandono, sin más consecuencias.
(El artículo del presidente del Colegio de Veterinarios de Cantabria lo publicó el Diario Montañés el 26 de abril de 2017)