El Colegio de Veterinarios de Zaragoza acoge hasta el 30 de abril una exposición de fotografías sobre la trashumancia tomadas por un grupo de alumnos de cuarto y quinto de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza durante el viaje de 24 días de duración y 550 kilómetros que realizaron a pie con un rebaño de 3.000 ovejas.
La ruta se inició en las tierras altas de Guadalaviar, en Teruel, y finalizó en los pastos de invernada de la localidad Jienense de Vilches, donde los trashumantes turolenses son conocidos popularmente como “los serranos”.
Los participantes en la travesía fueron Cristina, Alba, María Valero, Fran, María Cabello, Ane, Inés, Irene, Calasanz, Cristina, Sofía, Claudia, Oscar.... y los profesores Juanjo, Rubén, Emilio, José Luis, María José, Delia, y Marian, que acompañaron a los ganaderos Vidal, Urbano, Arturo e Ismael.
Su odisea, a través de la Cañada Real, cada año más estrecha y con más obstáculos en su recorrido, mantiene una tradición agropecuaria que se remonta a la Edad Media.
La exposición consta de un centenar de fotografías que muestran el recorrido desde la Sierra de Albarracín en los Montes Universales, por tierras extremeñas pasando por la vereda del Guadalaviar, las Pedroñeras en Cuenca y el Pozo de la Serna en Ciudad Real, hasta los pastos de Jaén. En palabras de Marcel Proust, “se trata de un verdadero viaje de descubrimiento, que no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos”.
Durante el recorrido por la exposición se podrán contemplar imágenes de gran belleza plástica y otras más costumbristas del día a día de los pastores y los veterinarios que les acompañan. Todas ellas consiguen mostrar el alma del campo y reconciliarnos con él. Un recorrido donde “los balidos y el sonar de las ovejas ponen voz en la vereda" y hacen del viaje una experiencia maravillosa que dejará huella para siempre en los estudiantes que lo cubrieron.
Desde el Colegio de Veterinarios de Zaragoza queremos enviar un afectuoso abrazo a todos ellos deseándoles que, aun con las dificultades económicas y el esfuerzo personal que entraña, no pierdan la ilusión y año tras año sigan realizando el viaje a pie, como desde la Edad Media, desde las tierras altas de la Sierra de Albarracín hasta los encinares al pie de Sierra Morena… y nosotros lo veamos.